¿En qué nos convertimos?

Hartazgo, impotencia, rabia y una profunda indignación debe de sentir la sociedad mexicana ante la incontrolable ola de violencia que azota desde hace muchos meses a nuestro país.
Veíamos hace apenas unos días unas imágenes que le dieron la vuelta al mundo y donde se mostraba la evacuación de un kínder ante el peligro que representaba una balacera en curso en esa zona; veíamos agentes armados llevando niños en brazos, una imagen propia de un escenario de guerra, que nunca esperamos ver en México y sin embargo nos demuestra que las batallas se dan en nuestras calles y los ciudadanos comunes estamos atrapados en plena línea de fuego. ¿Exagero? No lo creo y no es mi intención, pero es muy preocupante darnos cuenta que a diario las calles se pintan con la sangre de delincuentes, policías y hasta de personas que tuvieron la desgracia de estar en el lugar incorrecto, en un momento equivocado.
¿Hasta cuándo el gobierno se dará cuenta que la guerra que emprendió no se gana con aparatosos despliegues militares, sino con acciones concretas de inteligencia? La historia tiene numerosos ejemplos que así lo demuestran. Y no es solo cuestión de inteligencia; se requieren cambios profundos al seno de las instituciones, porque el monstruo creció desmesuradamente gracias al campo de cultivo que encontró en la corrupción; demanda también la cohesión de la sociedad, que también lleva culpa cobijar en ella a personajes que debieran ser inadmisibles, e incluso idealizar la figura del narcotraficante y convertirla en un ícono popular al cual admirar y hasta componerle canciones.
Ahora bien, siendo realistas, el narcotráfico no va a terminar por más soldados que salgan a las calles. Terminaría al momento de que se agotara la demanda, lo cual nos indica que hay que reforzar también las tareas de prevención al consumo y el endurecimiento de las leyes que inhiban en la medida de lo posible la comercialización de las drogas. Pero... bah! sigo soñando.

Tiene que ser una broma...

Por ahí escuché que el Ayuntamiento de Aguascalientes dejará de ser nombrado como tal y sus nuevas siglas serán, simplemente, "G.A."... no, no sea usted malpensado, no es que el otro G.A. (me refiero a Gabriel Arellano) sea muy vanidoso y le quiera poner un sello muy personal a su administración, sino que G.A (ahora me refiero a las nuevas siglas gubernamentales) quiere decir... "Gobierno del Ayuntamiento" (WTF????).
Sí, quiero pensar que es una broma pero lo escuché de una fuente muy confiable, sin embargo no he podido constatar el uso de esas iniciales en la documentación oficial, por lo que espero que sea solo un rumor o un malentendido, no creo que el séquito de asesores de G.A. (swicheo nuevamente y me refiero ahora al alcalde) pasaran por alto lo que a todas luces, y sin ser un especialista en derecho -gracias a Dios-, es un error de denominación. No sé, igual y alguien me ilustra y corrige, pero de entrada eso de "Gobierno del Ayuntamiento" no me suena bien...
Sea como fuere, empatar las siglas de todo un nivel de gobierno con las iniciales de su titular, me parece un exceso... esperemos a confirmar esto y espero sinceramente que no prospere tan... ¿cómo llamarla?... ¿singular? iniciativa.
Actualización
Este asunto ya se hizo público en diversos medios y al fin pude constatar que efectivamente las iniciales G.A. se están utilizando para cierta publicidad oficial. No pretendo hacer tanta alharaca de ello, porque en realidad el asunto es intrascendente. Hay temas mucho más relevantes para nuestra sociedad, que seguir perdiendo el tiempo en unas siglas o en el color de las patrullas... creo que los ciudadanos así lo entendemos, pero ¿lo entenderán así nuestras autoridades? Ojalá.

¡Arrancamos!

Año nuevo, vida nueva... aunque sea una "nueva vida" muy efímera y el entusiasmo por cambiar nos dure solo un mes, pero ¿qué le vamos a hacer? Parece que la falta de constancia es un mal presente en el mapa genómico mexicano y por lo tanto parecemos condenados por nuestro ADN a no finalizar como deberíamos todo lo que iniciamos... bueno, espero que podamos vencer nuestras inconsistencias y en verdad lograr ser mejores cada año, al menos, vale la pena intentarlo...
Bien, después de este pequeño segmento que parece una mala copia de un texto de Miguel Angel Cornejo, puedo comentar que estos días han sido sumamente complicados laboralmente, lo que me ha mantenido muy alejado de la blogsfera y en general del mundo, por lo cual me había sido imposible actualizar este espacio, de modo que si alguien por aquí descubre polvo y telarañas en el código fuente, ya sabrá la razón del temporal abandono...
Entrando en materia, podemos hacer un pequeño balance sobre el 2007 y nos daremos cuenta de que fue un año terrible en muchos sentidos, principalmente en el aspecto de la seguridad, nuestro país se cimbró por la violencia inaudita de los cárteles de la droga y las ejecuciones fueron noticia común en todo el territorio nacional; por si fuera poco, presuntos atentados terroristas contra instalaciones de Pemex vinieron a colocar la cereza en el pastel de un país caótico y convulso. Ahora, con las previsibles alzas de precios producto de los incrementos de los combustibles, el panorama se torna mucho más oscuro y complicado para la población mexicana.
Por si esto no fuera suficientemente malo, debemos de sumar los desastres naturales que azotaron a la nación, como si no fuera ya bastante desastre tener los políticos que tenemos, la naturaleza cobró facturas endiversas regiones, golpeando con sequías, por un lado, inundaciones por otros, olas de calor intenso o e frío implacable, dejando un país severamente afectado por todos los frentes.
Ay, México! De verdad que no te mereces tener la suerte que tienes.
¿Qué podremos esperar de este 2008? Sinceramente, no creo que gran cosa. La violencia no cesará en el corto plazo, los chinos seguirán copando cada nicho del mercado, la economía seguirá pidiéndole a Dios que el dólar amanezca de buenas y tu y yo seremos testigos de cómo cada vez nuestro salario nos alcanza para menos. Para redondear mis negros augurios, estoy convencido de que la delegación mexicana en Beijing hará su típico papel intrascendente, de modo que no, señores, lo siento pero desde mi muy particular punto de vista, creo que este será un año bastante complicado, donde lo único que nos queda es luchar por hacer bien las cosas a nivel personal, para que la dinámica negativa del país no nos arrastre tan fuertemente consigo. Ser mejores en nuestro trabajo, dar un extra, sobresalir del resto... e intentar salvarnos de la quema. ¡Suerte a México y suerte a todos nosotros!