¡Bravo, Luis Armando, bravo!¡

Y por fin, sucedió lo impensable. En este espacio he criticado hasta el cansancio los excesos de nuestros gobernantes, en particular los relacionados con dineros públicos. Uno de los "clientes" consentidos de estas líneas ha sido el gobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso, quien por una u otra razon no ha perdido vigencia en este blog: su protagonismo desmedido, sus obras de relumbrón, su extraño interés por el mediocre Necaxa y su exorbitante sueldo han sido material constante para diversos posts.
Pues bien, hoy tengo que reconocerle una muy atinada decisión y lo menos que puedo hacer es ser el primero en aplaudirla.
El gobernador Reynoso ha anunciado públicamente su decisión de reducir los sueldos de los funcionarios del gabinete estatal, incluyendo el de él, por supuesto... en un 50%.
Haciendo cuentas, aún con dicho recorte, el gober seguirá percibiendo la nada despreciable cantidad de $118,500, pero lo interesante del caso, es que otra cantidad igual será canalizada a diversas instituciones de asistencia social.
Reynoso aseguró que esto lo realiza en plena sintonía con la situación actual del país, donde se vislumbra una aguda crisis económica y que tanto él como sus funcionarios de primer nivel son conscientes de que las finanzas públicas deben privilegiar las necesidades urgentes de la población antes que emplearse en pagar sueldos insostenibles.
¡Bien por Luis Armando! Hasta que le cayó el veinte, señor...
Recordemos que esta medida es idéntica a la ejercida por el alcalde de Aguascalientes, Gabriel Arellano, el cual desde el inicio de su gestión, ha donado la mitad de su salario, mes tras mes, a alguna causa social. Creo que también pueden criticársele muchas cosas al presidente municipal, pero sinceramente no cualquiera se desprende de la mitad de su sueldo.
Lo de Luis Armando es sorprendente, y todo sería fabuloso, de no ser por un pequeño detalle: hoy es 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes. Lástima, inocentes palomitas...

¡¡Qué cariño le tienen, Mr. Bush!!

Muntadhar Al Zaidi hizo lo mínimo que se merece el genocida imbécil que tienen por presidente los norteamericanos.

La tenía, era suya y... la dejó ir

Esta frase tan peculiar, tan escuchada y tan característica de las narraciones deportivas de la televisión, está íntimamente asociada a errores garrafales, oportunidades fallidas que en muchas ocasiones marcan el destino de un partido de futbol, cuyo rumbo se altera a veces a causa de una jugada mal acabada. Lo mismo aplica a historias de amores y desamores.
La semana pasada platiqué con una persona que quiero mucho y que en el pasado quise también muchísimo, aunque en ese entonces de un modo diferente al actual. Y platicamos largo y tendido sobre nuestras vidas actuales, sobre los planes a futuro y también, porqué no, echar una miradita al pasado. Ya no platicamos tanto de sueños -como antes-, sino de realidades. Hablamos de sus hijos, de trabajos, de mi irregular vida amorosa y del difícil arte del matrimonio -ella ya tiene algún tiempo casada-. Fue en ese momento cuando flotó la pregunta en el ambiente... ¿y que habría pasado si hubiéramos permanecido juntos? Nos reímos, hiciemos algunas conjeturas, y coincidimos en que seguramente no nos habría ido tan mal, finalmente compaginábamos casi en todo. No pasó de ser un comentario más vertido en la charla. Nos despedimos con un abrazo y nos dijimos lo mismo de siempre, "espero que no pasen otros tantos meses para volverte a ver".
Sin embargo, ese rápido ejercicio de la imaginación me hizo darme cuenta de que la idea no me hubiera desagradado en absoluto, y el resto del día tuve una sucesión de flashbacks que no salían de mi cabeza. Eso, y esas imágenes de cosas que no son, pero que pudieron haber sido. No pude evitar sentirme una especie de Nicolas Cage (región 4 por supuesto) en Family Man.
¿Qué cosas habrían pasado en caso de seguir con ella? No lo sé, quizá nada, quizá estaríamos peor, tal vez mejor, no lo sabremos nunca. Lo que sí sé es que lo que ví al lado de ella en ese ejercicio imaginario, me gustó. Lástima que me di cuenta de ello tan tarde. Maybe in the next life...