Y yo que venía tan contento...

Regreso a casa y hojeo las noticias de días anteriores... nada fuera de lo común, hasta que sucedió la deplorable muerte de otro policía, un hecho que sin duda nos recordó que la delincuencia organizada todavía gobierna en nuestra ciudad y que por más chalecos y patrullas que compren, por más armas que se adquieran, por más federales y soldados que lleguen a la ciudad, por más que el gobernador siga con su trillado discurso de la seguridad en que vivimos, sabemos que las cosas no cambiarán y que hemos perdido para siempre esa inocencia que esta ciudad tenía. Aguascalientes nunca volverá a ser la misma...
Nos toca como ciudadanos exigirle a las autoridades trabajar el doble, el triple o lo que sea necesario hasta reestablecer en la medida de lo posible esa tranquilidad con la que vivíamos. Esa seguridad tan añorada de salir a la calle sin sentir miedo, y la confianza de saber que quien transgreda a la ley, será castigado. No como ahora, que vemos con terror cómo cualquiera puede abrir fuego contra otros (peor aún, contra un policía) y nunca, pero nunca es castigado. Simple y sencillamente los famosos operativos conjuntos entre las corporaciones estatales, federales y municipales no sirven para maldita la cosa e invariablemente los asesinos se escapan, lo que me hace suponer que tienen el don de la invisibilidad, ya que resulta absurdo que varios cientos de agentes equipados con radios, vehículos y hasta con apoyo aéreo sean incapaces de ubicar un vehículo en fuga. Me parece más bien que nuestros sufridos policías están tan asustados como nosotros y que le piden a todos los cielos que el destino no los cruce en el camino de estos despiadados criminales. Sabia actitud, creo que yo haría lo mismo... el problema es que es su trabajo y alguien debe hacerlo. En fin. Esperemos no tener noticias de este tipo en mucho tiempo.
Nos toca como ciudadanos exigirle a las autoridades trabajar el doble, el triple o lo que sea necesario hasta reestablecer en la medida de lo posible esa tranquilidad con la que vivíamos. Esa seguridad tan añorada de salir a la calle sin sentir miedo, y la confianza de saber que quien transgreda a la ley, será castigado. No como ahora, que vemos con terror cómo cualquiera puede abrir fuego contra otros (peor aún, contra un policía) y nunca, pero nunca es castigado. Simple y sencillamente los famosos operativos conjuntos entre las corporaciones estatales, federales y municipales no sirven para maldita la cosa e invariablemente los asesinos se escapan, lo que me hace suponer que tienen el don de la invisibilidad, ya que resulta absurdo que varios cientos de agentes equipados con radios, vehículos y hasta con apoyo aéreo sean incapaces de ubicar un vehículo en fuga. Me parece más bien que nuestros sufridos policías están tan asustados como nosotros y que le piden a todos los cielos que el destino no los cruce en el camino de estos despiadados criminales. Sabia actitud, creo que yo haría lo mismo... el problema es que es su trabajo y alguien debe hacerlo. En fin. Esperemos no tener noticias de este tipo en mucho tiempo.
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Autor de las fechorías
- RDE
- Luchador enmascarado y vendedor de pitayas. Aficionado al cine, a la música y a las cochinaditas tecnológicas.
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