Adiós, Primera!

Foto: Osvaldo Aguilar_Mexsport (mediotiempo.com)

Se acabó.

La presencia de Aguascalientes en el máximo circuito del futbol mexicano ha finalizado, con el descenso de los Rayos del Necaxa a la Primera División A. No resulta sorpresivo para nadie esta situación; recordemos que desde su cambio de sede, el equipo fue constante pero sólo en su mediocridad. Demasiadas derrotas fuera de casa, abundancia de grises empates como locales y una cosecha mínima de puntos, dieron como resultado que uno de los equipos históricos del futbol de nuestro país se vea en una situación inédita para el club.
Es bien sabido que la organización necaxista recibió toda clase de beneficios de parte del gobernador Reynoso, incluso desde antes de asumir dicho cargo, fungiendo en un principio como alcalde de la ciudad.
Los hidrorrayos contaron con el apoyo total de la gente del poder y dejan tras de sí una enorme deuda con la afición, con la que sencillamente no acaban de comulgar, y también heredan un embrollo administrativo bastante grande; asuntos de impuestos y regalías no liquidadas, transacciones poco claras y para colmo adinerados propietarios de palcos que difícilmente estarán satisfechos con contemplar los juegos contra Real de Colima o Jaguares de Tapachula. Necaxa no se podrá quejar tampoco por falta de infraestructura; cuentan con instalaciones de primer nivel, tanto en su Casa Club como en el propio Estadio Victoria; el plantel tampoco sería un argumento válido para justificarse, ya que en el papel contaban con un equipo sólido y bien reforzado. San Luis y América aportaron importantes hombres (o nombres?) para salvar al hermano del descenso, y no solo no pudieron evitarlo, sino que afectaron ellos mismos su rendimiento.
¿Y la afición?
Bien, creo que no se le puede exigir fidelidad a quien no hace lo posible por ganársela. Necaxa no ha sabido conquistar a la gente, quizá porque ni siquiera lo ha intentado. Los precios de las localidades siempre tendieron a ser elevados y en cierto punto, las cortesías llegaron a eliminarse. Apenas a últimas fechas, cuando el fantasma del descenso comenzaba a agudizarse, comenzaron a aparecer algunas promociones (como la de los primeros 5,000 aficionados gratis), pero era demasiado tarde. Una afición no se crea en unas cuantas jornadas, sino que se asemeja más bien a un noviazgo, de esos que llevan su tiempo lograrlos y más aún, consolidarlos.
En suma, a Necaxa y a su directiva (tanto la real como la administrativa) les faltaron muchas cosas, quizá los factores tácticos sean importantes, pero su mayor carencia fue siempre la falta de amor por la camiseta.
¡Cómo se extraña un equipo con la garra y el empuje que tenían los
Gallos! Que salían a ganar y si no podían al menos lo intentaban, y no saltaban al campo más preocupados por el color de su próximo convertible.
Ni hablar, una distracción menos. Esperemos que al menos esta ausencia sirva para que los gobernantes dejen de perder tiempo (y dinero público) en esferas que no les competen y canalicen su atención en asuntos de mayor provecho social .

Autor de las fechorías

RDE
Luchador enmascarado y vendedor de pitayas. Aficionado al cine, a la música y a las cochinaditas tecnológicas.
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