El Vigésimo Cuarto

Encontré por ahí unas fotos que me provocaron mucha nostalgia:

Ahí tenemos una foto, quizá del año 99 o 2000, donde se aprecia al famoso Mingo Ramírez, estrella de los Gallos de Aguascalientes, aquel equipo que fue desplazado para traer a esta ciudad a los mediocres Rayos del Necaxa.
¡Cómo olvidar esas tardes sabatinas de buen futbol! Cuando los aficionados acudían a ver a un equipo que sabía ganar, dar un buen espectáculo y sobretodo, romperse el alma en cada juego.
Hombres que en verdad sudaban la camiseta y se entregaban a ella, gente sencilla, sin esas ínfulas de superestrellas que padecen la gran mayoría de los jugadores de primera división.
Fue sin duda un equipo con una corta historia pero muy rica en anécdotas, desde aquella primera temporada en segunda división, llegando a cuartos de final (eliminados por los Delfines de Xalapa, si no mal recuerdo), posteriormente dispuntando la final de ascenso en el Estadio Jalisco contra Bachilleres, la cual se perdió; ese torneo fue particularmente bueno, ya que el equipo encabezó la tabla durante prácticamente todo el calendario. Seguirían después las buenas actuaciones, llegando nuevamente a la final, derrotando a los Reboceros de La Piedad y subiendo a la Primera División "A". Aún recuerdo el ambiente hostil en el Estadio Juan N. López, la gente nos arrojó cualquier cantidad de piedras, botellas de cerveza (vacías, por desgracia) y líquidos de dudosa procedencia, a los fieles seguidores de los emplumados que hicimos el viaje a aquella ciudad. El festejo al regreso a Aguascalientes fue un carnaval. Recuerdo la calle Madero cerrada en el tramo del primer cuadro, con los jugadores montados en un camión de bomberos, en medio de decenas de banderas, gorros, cornetas, tambores, espuma en aerosol y cánticos de mucha gente que se dio cita en la Plaza de la Patria para recibir al equipo.

En la Primera "A" el desempeño de Gallos también fue destacado, llegando también a disputar la final de Ascenso a la Primera División Nacional, la cual tristemente no se pudo lograr (si no, quién sabe qué hubiera pasado, seguramente Necaxa nunca hubiera arribado a esta ciudad), con el paso de jugadores talentosos y entregados, se me vienen muchos nombres a la cabeza, gente como el referido Mingo Ramírez (campeón de goleo), José Ángel -la Yegua- Villaseñor, Iván Duarte, Alejandro Corona, Carlos Salcido, Tomás Reyes, el Chato Cervantes, Luciano Guiñazú, Germán Gords, Miguel Larrosa, Rodolfo Espinoza, Héctor Giménez (ahora en Necaxa). Insisto, jugadores entregados, que realmente amaban su camiseta, no divas que sienten que nos hacen el favor de venir a jugar y a vivir a esta ciudad.
Ahora Necaxa tiene un estadio fabuloso. Aquel Estadio Municipal pequeñito, pueblerino, donde tantas tardes el equipo salió con un triunfo en la bolsa, fue demolido y se erigió el fastuoso y ultramoderno Estadio Victoria, aunque precisamente la victoria ahora se tenga solamente en el nombre del inmueble, porque los Rayos no ganan ni por default.
Si bien es cierto que antes teníamos futbol de Primera "A", una división inferior a la que tenemos ahora, también es cierto que el espectáculo y la pasión se esfumaron con el mismo cambio. A título personal, debo confesar que aunque intenté tener algún interés en el nuevo equipo, no pude más que ir dos o tres sábados a ver a los Rayos, y aburrirme como ostra en cada partido. Esto es algo imperdonable para alguien que acudía religiosamente a cada encuentro de los Gallos, cada quince días estábamos puntuales a las cuatro de la tarde en el Municipal para ver a nuestro equipo. Ahora no, no me motiva en lo más mínimo ir a contemplar al Necaxa, no lo siento mío.
Gallos fue sin duda fue un equipo que en sus pocos años de historia logró tal cantidad de éxitos y dio tantas alegrías a la afición, que dejó una huella que nunca se podrá borrar. Gallos era en verdad el equipo de Aguascalientes. Y, de verdad, Gallos hizo en las divisiones inferiores, lo que Necaxa no podrá hacer jamás: tener el corazón de la afición.