EPR. Malo si fueron ellos... peor aún, si no lo fueron.

Amanecemos con la noticia de un nuevo caos que afecta a nuestra atribulada nación... la supuesta reaparición del grupo guerrillero denominado EPR, asumiendo la autoría de las explosiones registradas en días pasados en ductos de PEMEX en los estados de Guanajuato y Querétaro.
Por si algo nos faltaba para complementar este escenario tan surrealista, donde conviven narcotraficantes, políticos corruptos, transnacionales voraces y una sociedad cada vez más apática y desinformada, llegan ahora de vuelta los guerrilleros, ante lo cual me quedan algunas dudas.
Naturalmente, no soy un especialista en guerrillas, pero como ciudadano común me llama mucho la atención que este asunto acaparó de inmediato la atención de los medios de comunicación, desplazando automáticamente el asunto del chino Zhenli Ye Gon y su anuncio de dar a conocer nuevos y reveladores datos que comprometerían seriamente a personajes políticos del más alto nivel; entonces, de manera "casual", la irrupción de estos guerrilleros le ha caído de maravilla al gobierno federal, ya que hoy nadie se acuerda del asiático.
Bueno, esto por supuesto que es solo una observación. Pero de cualquer modo, sea o no sea verídica la versión del atentado terrorista, es de resaltarse que las fallas en la seguridad en las instalaciones estratégicas del país son escandalosamente alarmantes.
Apenas en febrero pasado, un grupo de estudiantes de maestría burló las medidas de seguridad del complejo petrolero Antonio M. Amor, de la ciudad de Salamanca, Guanajuato, como parte de un ejercicio destinado en medir la vulnerabilidad de las instalaciones de Petróleos Mexicanos. Los jóvenes entraron sin mayores problemas a donde quisieron, dándose el lujo de organizar un día de campo en la mismísima refinería, donde comieron, escucharon música, bailaron y tomaron fotografías. Ni los militares, ni el personal de Pemex se percataron de su presencia.
Estos hechos fueron dados a conocer por los medios de comunicación y ni aún con esta exhibición pública las autoridades tomaron medidas correctivas.
Por otro lado, la versión original de Pemex ante las explosiones argumentaba motivos técnicos, lo cual tampoco hubiera sido una novedad, ya que es bien sabido que se han registrado diversos incidentes a lo largo de los últimos años en varias regiones del país, principalmente Tabasco y Chiapas; La obsolescencia de la infraestructura, la falta de mantenimiento y las constantes ordeñas de combustible a manos de bandas delictivas especializadas, son frecuentes motivos de accidentes.

Las explosiones en instalaciones petroleras son un asunto serio. Sea por terrorismo, sea por accidente o sea por el motivo que sea, son hechos que afectan severamente la economía nacional. Industrias paralizadas, cortes en el suministro de gas doméstico, nerviosismo en los archi-sensibles mercados de valores, etc.
Será interesante observar el curso que habrán de seguir estos acontecimientos, pero en cualquiera de los casos el panorama no es nada halagador. Se avecinan tormentas y el caos parece no tener fin.

Postdata: Soy un mexicano común, que quiere trabajar para salir adelante. Señores políticos, narcotraficantes, y ahora, dizque guerrilleros... ¿sería mucho pedirles que nos dejen vivir en una condenada y aburrida paz, por favor? De verdad que extraño aquel país donde nunca pasaba nada...

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