¿Tocamos fondo?

Foto: Notimex
Cuando parecía que nada podía ser peor, en la mismísima noche del Grito de Independencia, los dueños del país nos han dado una exhibición de descaro que ha rebasado cualquier límite conocido en México. No conformes con sumir a la nación entera en un clima de violencia desmedida, han llegado ahora al extremo de atentar directamente contra civiles desarmados.
La crisis en nuestro país ha llegado a un nivel escandalosamente alarmante, entrando a una etapa aún más grave, que toca el tejido social a su nivel más básico, que son las familias.
Lo que parecía una guerra entre autoridades y delincuentes, ha dejado de serlo para involucrar de manera directa a la población, con lo que se anticipan escenarios muy complicados al corto plazo.
Con el ataque con granadas a la muchedumbre congregada en la plaza principal de Morelia, Michoacán, los grupos delictivos han demostrado que no sienten temor ni respeto alguno por nadie en este país, ni por el gobierno y mucho menos por la ciudadanía.
¿Qué pasará ahora? Desgracidamente no se percibe una sensación de que se esté atacando efectivamente la problemática. La fuerza del Estado ha sido incapaz de contener la espiral de violencia que ha ido creciendo, y en nuestro país ya son cotidianas las noticias que hablan de secuestros y ejecuciones a lo largo y ancho de la geografía nacional. Y no solo eso, sino que a decir de los expertos en política internacional, la crisis mexicana está causando estragos en toda la región gracias al poderío de los cárteles, que han extendido su influencia por todo el continente.
El atentado en Morelia encierra diversos significados, que van desde ser la cuna del presidente Calderón, hasta ser el punto de partida de la llamada "Guerra frontal contra la delincuencia", que, viciada desde su origen, tan solo ha traido sangre y miles de muertos, sin que se vean resultados tangibles en la disminución del tráfico y la comercialización de drogas. Se ha señalado en muchas oportunidades, que esta administración actuó sin una estrategia clara, sin una sólida labor de inteligencia, y entró mal preparado a una batalla de la que no podrá salir. Es obvio que primero había muchísimo trabajo previo que simplemente no se hizo y que ahora cobra facturas muy caras.
Parece ser que el gobierno necesita con urgencia demostrar de manera contundente que es capaz de mantener la gobernabilidad en este país, antes de que la delincuencia se consolide como un poder paralelo, cosa que ahora mismo es palpable en muchas zonas de la nación. Veamos que sucede.
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