El Vigésimo Cuarto

Este asunto de la reforma electoral sigue y seguirá dando mucho de qué hablar. Naturalmente, los concesionarios de radio y televisión seguirán presionando con todos los elementos a su alcance para tratar de enmendarle la plana a los legisladores, cosa que al parecer no sucederá.

Uno de esos "elementos al alcance" de la gente de las televisoras es precisamente nuestro gobernador Reynoso Femat, quien, como era de esperarse, salió en defensa de los dueños de los medios, criticando la reforma recién aprobada y esgrimiendo argumentos tan cuestionables como endebles. Toma como principal bandera la supuesta violación a la autonomía de los estados, aduciendo que las elecciones locales serán coordinadas a nivel central, cosa que por supuesto es falsa, y es tan solo parte del guión que repiten incansablemente los conductores de los espacios noticiosos de las principales cadenas televisivas, a quienes les importa un bledo la soberanía o la libertad de expresión; les importa únicamente que con estas reformas dejarán de percibir más de dos mil millones de pesos, producto de los spots políticos que ahora contratará de manera directa el IFE, cortando la posibilidad de que terceros participen en las campañas negras que tanto enrarecieron el clima electoral. Esto es en realidad lo único que le preocupa a las televisoras, la pérdida de ese filón de oro que representan las campañas, por más que se rasguen las vestiduras en pro de la "liberdad de expresión".

Está claro que el señor Gobernador es la persona menos indicada para opinar en este asunto, dado que su relación con Televisa es algo de dominio público, por lo tanto estaría moralmente impedido para asumir una postura neutral y que velara realmente por el interés público que sobre los de particulares, pero eso de la moralidad es un concepto que al parecer nuestro gobernador no domina del todo.

Qué tristeza que el mandatario estatal sea usado como un simple peón en la batalla que libra la CIRT contra los legisladores. Qué pena que a nombre de los aguascalentenses, manifieste su muy particular punto de vista y salga en defensa de los intereses de sus poderosos amigos, aún cuando la medida suponga un ahorro significativo para las finanzas públicas. ¡Ay, señor Gobernador! creo que nunca dejará usted de sorprenderme... y eso que apenas vamos a la mitad de su reinado... perdón, de su administración.