Gente que te marca la vida

Finalmente ha llegado la hora en que tienes que irte. Sé que no será para siempre, y también sé que es por tu bien. Pero no por ello, me duele menos.
Me puedo considerar desde ahora muy afortunado por haber tenido la suerte de encontrarte en mi camino. Quizá no hemos convivido mucho tiempo, bueno, ha sido casi un año, ¿pero qué quieres, mugrosa? El tiempo pasa mucho más rápido con tu compañía. Este tiempo, poco o mucho, ha sido el suficiente para descubrir muchas de las cosas interesantes que hay en tí, tus gustos y hasta tus excentricidades, tu mente tan jodidamente inquieta y todavía idealista (ojalá nunca se te quite), tu condenada necedad con la que tanto me identifiqué, tu afición por la comida chatarra y hasta las galletas con agua, caray, creo que te conozco más de lo que creía; Insisto, quizá no ha sido mucho el tiempo, pero con personas como tú no hacen falta años para llegar hasta adentro.
Te lo digo sinceramente: No me dejas un simple hueco con tu partida. Me dejas todo un cráter. ¿Pero sabes? El que sea por tu bien me reconforta mucho, y sé que cuando te vuelva a ver será como si hubiera pasado una semana, porque las amistades, cuando son sinceras, quedan siempre intactas, aún cuando existan estos 8,897 km de por medio.
Te extrañaré en las noches, tan pesadas habitualmente pero tan llevaderas con tu presencia. Los cafés, las galletas, esos cotizados vikingos, las maldiciones al calamardo, hasta alguna escapada fugaz al bar de la esquina, todo tendrá un sabor distinto. Creo que hasta tus canciones tan raras las voy a echar de menos (mmm.... pensándolo objetivamente, creo que el de los gustos musicales raros soy yo y no tú). Pero así es la vida, y ni modo, la próxima vez que nos veamos las condiciones en que estaremos serán muy distintas, ¿cómo? no sé, seguramente mejores, y nos reiremos muchísimo de nuestra difícil temporada de masoquismo laboral a la que estuvimos sujetos.
Querida güereja: no me queda más que desearte la mayor de las suertes. Regresarás para seguir devorándote esta ciudad, que sin duda te quedará chiquita muy pronto. Se vendrán cosas muy buenas en tu futuro, y mira que no se necesita ser astrólogo para predecirlo, es simplemente tu destino natural. No te me pierdas, es lo único que te pido. Seguiremos en contacto y te repito: gracias por haber tenido la enorme fortuna de ser tu amigo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estuve más de una hora "googleando" un término que pudiera expresar cuanto te quiero y lo agradecida que estoy contigo. Ya me di cuenta que google no es Dios, como yo creía. Pero el mero mero, el que si es (Dios es un señor que nos cuida desde arriba...) en un estornudo involuntario nos colocó en un cubículo de acrílico de infonavit con un aire acondicionado del averno al que juntos pudimos darle un calorcito de hogar. Y hoy que no estas... y que me hago a la idea de acostumbrarme a que no estás, escuchando una selección de tus gustos musicales estrafalarios no pude evitar hacer un flashback hollywoodense, de esos que dan más nauseas que todos los productos de "Lonchibon" que venden en el Oxxo. Y nos vi... y me vi hablandole a todo mundo de ti... y hablábamos de tantas cosas, de política, de religión, de la ausencia de nuestra vida social, del sexo y lo triste de ser abstemio, de mi día, del tuyo, de comida, de negocios, de placeres... de la vida. Y entonces me di cuenta que para mi esto no fue simplemente una experiencia curricular, sino una maravillosa etapa de mi existencia. Si ya te empalagué chupate un limón. De alguna forma tengo que decir lo que has sido, eres y serás para mi. Gracias por hacerme reir tanto y evitar que me diera parálisis facial con el frío del gélido aire acondicionado. Gracias por todos los cafés que evitaron que se me cayera la cara en el teclado. Gracias por escucharme, hablarme y aguantarme hasta en los días más estresantes al borde del coma diabético. Gracias por ayudarme siempre. Gracias por sacrificar tus ratos de descanso para orientar a la mensa a hacer cualquier cosa informática. Gracias por los rollos, los burritos, las pizzas, los sandwiches, las chelas, las cocas y hasta por los tamales esos raros que comprabas de fresas con crema y achiote. Gracias por hacer mis noches divertidas e interesantes. Gracias por elevarme la autoestima. Gracias por hacer que me metiera a la fuente de la plaza a las cinco de la mañana. (por cierto, mi dermatólogo te agradece porque ya pudo dar el enganche para su coche nuevo, con las escamas que me salieron). Gracias por llevarme a mi casa y echarte de reversa. Gracias por protegerme. Gracias por las travesuras. Gracias por demostrarme el cariño. Pero sobre todo, gracias por ser tú. No voy a descubrir tu identidad secreta, aunque la gente ya sabe que eres luchador... ¡en serio!, gracias por compartir conmigo esa idea loca de que existen cosas por lo que vale la pena luchar. Y aunque no voy a decir quien eres, solo quiero decir que no eres el vigesimo cuarto... para mi, siempre serás el primero.

Con el corazón y el teclado en la mano.
(la que se fue.)

RDE dijo...

Noticia: Apenas me está cayendo el veinte de que van a pasar muchos, muchos meses para volver a verte... la sola idea me está comenzando a aterrar... ¿para qué carajos me acostumbraste tanto a tu compañía, ehhhh? Comenzaré a revisar las tarifas aéreas... jajaja