Barcelona.

Otro punto inolvidable en esta breve pero sustanciosa travesía, fue la ciudad de Barcelona, donde hicimos el paseo obligado que todo visitante debe hacer (ya saben... el tour en el autobús turístico, la parada en la Sagrada Familia, Montjuic, las Ramblas, el mercado de la Boquería, el Camp Nou, etc.), y el tour alternativo, para conocer la vida nocturna en esta hermosa ciudad, por cierto, tan cosmopolita como Londres; basta caminar por las Ramblas y se podrá topar uno con un auténtico desfile de nacionalidades, idiomas, colores y creencias, que difícilmente se puede ver en otro lugar.

Dejo aquí algunas fotografías.



Imagen tomada en la Plaza Cataluña, lugar muy bello, aunque el deplorable estado del agua de las fuentes la desluce un poco, pero fuera de ello es un lugar muy bonito.


Cerca de ahí, se accede a una de las Ramblas, donde se localizan una gran cantidad de esculturas vivientes, de todo tipo. Desde hadas y otros seres mágicos, hasta quijotes y caballeros medievales.


La popular y hermosa Pedrera o Casa Milá, obra (naturalmente) de Antonio Gaudí. Es una lástima que solo la pudimos apreciar desde el bus y no nos alcanzó el tiempo para regresar.



Siguiendo con genialidades gaudianas, no podía faltar una imagen del templo de la Sagrada Familia. Si he de ser sincero, esperaba ver algo mucho más colosal, enorme, pero se compensa con creces por el nivel de detalle que posee. Es sencillamente impresionante. Wow...

Esto es solo una minúscula probadita de la capital catalana, un lugar que invita a volver.

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